Ibiza: entre piratas, invasores y corsarios

Muchos piratas vinieron a saquear Ibiza, especialmente los del norte de África. Incluso se apoderaron de seres humanos y los vendieron como esclavos. Innumerables son las invasiones que los habitantes de la isla vivieron a lo largo de la historia. 

Para contrarrestar estos desafortunados ataques enemigos en el siglo XVI, Carlos V, que gobernó España, decidió construir enormes murallas en Eivissa, que más tarde fueron apoyadas por siete torres de vigilancia alrededor de la isla, convirtiéndola en la ciudad más protegida de todo el reino.  Desde las torres era fácil observar el mar. Cuando un barco enemigo sospechoso apareció en el horizonte, se encendió un gran fuego en una de estas torres. Esto llevó a las demás torres a hacer lo mismo y a alertar a toda Ibiza y Formentera del peligro inminente.

Después de un período de tensiones relacionadas con la desaparición de Carlos II de España, la isla vivió un aumento de los ataques enemigos. Piratas, otomanos, e ingleses atacaron la isla. El Reino de España decidió entonces hacer de Ibiza una isla de corsarios y los marineros ibicencos se convirtieron en formidables mercenarios. Más de 200 de ellos se convirtieron en capitanes y entrenaron a sus tripulaciones en el agua. Según las autorizaciones de la Corona española, estos oficiales del Real Ejército eran libres de atacar ciertos barcos.

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El 1 de junio de 1806, uno de los buques de guerra británicos más poderosos, el Felicity, llegó a las costas de Ibiza, enarbolando la bandera roja de la batalla. Antoni Riquer (1773-1846), el mayor pirata de la isla, vio por la mañana a la flota enemiga desde lo alto de las murallas de Dalt Vila. Recuerda haber tratado con los despiadados marineros ingleses en el pasado y no tiene intención de permitir que eso sucediera. El problema es que sus hombres no están listos, dispersos por toda la isla y por toda la casa. ¡Antoni Riquer necesita un equipo! Se precipitó por las calles de Eivissa y llamó a las puertas de unos cuantos marineros de calidad. Pero los hombres a su disposición son demasiado pocos y es necesario actuar con rapidez. Por lo tanto, fue a buscar prisioneros para completar su tripulación y zarpó en su San Antonio a las nueve de la mañana. La noticia se extendió rápidamente por la isla y de repente cientos y cientos de personas aparecieron a lo largo de las murallas de la ciudad para observar la batalla que estaba a punto de comenzar entre David y Goliat (los ingleses eran mucho más numerosos y mejor armados).

La confrontación tuvo lugar, Riquer se acercó a las armas británicas. Algunas personas murieron, incluyendo el padre del pirata: Francesc Riquer Riera. Pero el oficial continuó la pelea y logró abordar la fragata enemiga. Su tripulación luego hizo estallar "botellas de fuego" (el equivalente a los cócteles molotov) en el barco inglés. Después de 20 minutos de combate, la madera enemiga se encendió y los marineros británicos tuvieron que saltar al agua. 

Riquer regresó victorioso con sus hombres y prisioneros a la tierra de Ibiza. La hazaña que acaba de lograr lo convirtió en un héroe nacional. El Reino de España, agradecido, lo promovió mientras continuaba sus hazañas de armas. Más tarde se convirtió en teniente de fragata por méritos y disfrutaba de un salario mensual de 10 escudos de oro.

Hoy, un obelisco rinde homenaje a los piratas de Ibiza, al pie de los cuales los habitantes de la isla blanca retratan a sus antepasados guerreros.